Que escondidas están las llamas de sus caparazones de caracol, pero la nuestra se volvío firme y eterna, como la de una tortuga.
En recuerdo me vuelvo a pintar de colores, y la edad no es impedimento para viajar en los días a cuando tu y yo jugabamos a ser mayores y nos escondiamos a fumar un porro...no quiero ser nadie más que un árbol que echó raíces en el bosque y en el amanecer se pone a bailar con sus compañeras, pintame la espalda y arranca mis vestidos , que más tarde llegará la policía y como siempre nos querrán atrapar.
Y QUE RÁPIDO QUE CORREMOS Y EMPUJAMOS!!!
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